domingo, 19 de junio de 2011

Televisión

Esta mañana he puesto la televisión y me he dado cuenta de que la televisión no es para niños.
De 50 canales de televisión en abierto de los que dispongo tan solo 4 tenían programación infantil.

En una sociedad en la que la influencia de los medios de comunicación es tan importante, me parece increíble que los niños tengan que crecer con lo que se encuentran todos los días en la pantalla.
Sexo, violencia, corazón y debates políticos son la tónica principal en las tardes televisivas en pleno horario de protección infantil.
¿Acaso ese es el ejemplo que queremos dar a esos pequeños seres inocentes? ¿Acaso queremos que moldeen su personalidad con todo eso?

No estoy diciendo que tengamos que programar solo programación infantil sino que haya programación para todos los públicos o que no de vergüenza ponerlo delante de un niño. Algo con coherencia, que sirva para entretener a los padres y que no malenseñe a los hijos. Se ha hecho durante toda la vida, menos ahora.

De la misma manera, me hace mucha gracia que las asociaciones de padres pusieran el grito en el cielo con series de animación como Doraemon o Kochikame  solo porque la primera mostrara violencia y la segunda ironizara contra el sexismo.

¿Acaso es esto peor que programas  vespertinos donde se griten y se insulten? ¿Acaso la sociedad prefiere que los niños crezcan viendo telenovelas que concursos? ¿Acaso queremos niños que sepan más sobre personajes del corazón que sobre sus "héroes" de animación?

Coherencia, por favor.

domingo, 5 de junio de 2011

5 de junio

Para que después te quejes que no lees ninguno, hoy uno dedicado a ti:

Una resplandeciente luz la noche iluminaba
su fulgor hasta a los lobos encantaba,
una preciosa figura ante él se alzaba
era la princesa de sus sueños que a su lado se encontraba.

Princesa, sigue siendo la guía de mis noches.
Clama, clama a los cuatro vientos que me amas,
sueña, sueña con nuestro soleado día cada mañana,
alza tus brazos y abrazame,
hundete conmigo en el abrazo eterno.

Déjame rodearte con mis alas
para que alcemos el vuelo con cada mirada
llora de alegría bajo el cielo estrellado
mientras te confieso todo lo que te amo.

Mientras te digo que eres mi cielo,
la princesa de mis sueños,
por quien suspiro en mis anhelos,
por quien apagaría el firmamento.

Besame, besame como si no hubiera despertar
pues quiero recorrer y hacer arder tu cuerpo,
elevarte a los cielos mientras disfrutamos de nuestro fuego,
y proteger esas bellas sonrisas que me dicen "te quiero".

Soy ese estúpido lobo que te protege,
que arde por tus besos,
que alegra  e ilumina tus sueños,
que cuida tus sonrisas y te lleva a los cielos.

Por eso nunca pararé de decirte que Te quiero.

Ya van 11, espero que te guste.

miércoles, 1 de junio de 2011

Si...pero no

El lobo evitó a la princesa durante el fin de semana.
Cierto es que el lobo había quedado con los linces, incluso consultó con ellos su decisión, cierto es que lo que le dijeron le ayudó, pero quizás el lobo podía haber estado más tiempo en la cueva pendiente por si aparecía la princesa.
El animal pensó y pensó, pensó en lo que tenía que decir a la princesa, en cual debían ser sus palabras exactas. El lobo estuvo nervioso todo el fin de semana, durmió menos de lo que estaba siendo habitual desde que ella apareció. Quería aclarárle las cosas, expresarselo y decírselo.

Finalmente llegó ese día, el lobo despertó intranquilo, había hablado la noche anterior con ella y sabía que se iban a ver para aclarar las cosas.
Al verla, un escalofrío recorrió su cuerpo, allí estaba después de la confesión dispuesta a todo, a escucharle y ver que ocurriría.

Ambos caminaron durante horas y estuvieron hablando y hablando sin parar, riéndose, disfrutando el uno del otro, pero ambos sabían que tenían algo especial de que hablar, sin embargo, ninguno se atrevió a dar el primer paso, aunque el lobo pensó en varias ocasiones que debería hacerlo.

Finalmente y cuando ya volvían a la estación que les separaría de nuevo, la princesa miró al lobo y le rogó que le contestara a su confesión. Este se puso nervioso, todo lo que tenía planeado en su cabeza decir desapareció en ese momento, las palabras exactas desaparecieron, una gota de sudor recorrió su hocico y su boca se secó al completo.
Los ojos de la princesa continuaban expectantes, debía decir algo.
-Eres tú quien me gusta y no solo como amiga pero...
Las palabras del lobo comenzaron a salir de su boca sin descanso, rápidamente, intentando explicarse con corrección para que la princesa le entendiera pero a esta le costó entender que guardaba en su cabeza el animal.

Poco a poco el rostro de la princesa se fue entristeciendo al comprender lo que el lobo intentaba decirle, mientras el corazón de este se afligía al ver la apenada cara de su princesa.
-Sí me gustas pero no voy a estar contigo de momento.

Si...pero no.

La princesa comprendió por completo entonces lo que le había dicho su lobo.
 Ambos volvieron a la estación que les separaría y mientras sus ojos se miraban con tristeza sus corazones deseaban estar juntos, abrazarse y no soltarse.
Pero no, aún no era el momento.