miércoles, 20 de abril de 2011

Memories (I)

Hace un año todo comenzó a cambiar, poco a poco dejé de temer que llegara la noche.
Era horrible cerrar los ojos, meterme en la cama y comenzar a pensar. Pensar en un pasado que aún dolía y mucho, un futuro profesional que ya daba atisbos de desaparición y unas relaciones familiares que dejaban mucho que desear.
Me sentía solo, muy solo, sumido en un profundo vacío que solo dos mañanas a la semana y los viernes por la tarde podían solventar. Aunque de forma muy lenta y progresiva.
De nuevo me había dejado engañar como un maldito imbécil que aún creía en los sentimientos humanos.
Dolían las esperanzas rotas, las promesas incumplidas y la amistad prometida que una vez más fue parte de una falacia para conseguirme, como si ni siquiera mi amistad valiera una mierda.
Era horrible también pasar veinte horas al día viviendo en un mundo destrozado, un mundo de engaños, llantos y tristeza. Y las otras cuatro horas que conseguía dormir a veces también eran irrumpidas por pesadillas, y por personas que ni en sueños podían dejarme vivir en libertad.
Sin embargo, un pequeño ser poco a poco comenzó a cubrirme con su manto nocturno para darme dulces sueños como si de una pequeña hija de Morfeo se tratara.

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