sábado, 5 de marzo de 2011

5 de marzo

 No me gusta pensar en los números y cifras que rodean esto. Sin embargo, no me cansaré de decir que llevo 8 meses asombrosos.
Con sus altos y sus bajos.
Dentro de unos días hará un año de la primera vez que nos agarramos de la mano y sentí aquella cálida sensación. Aquellos segundos extraños y agradables.
Y pensando en eso, me he dado cuenta de la cantidad de recuerdos que guardamos ya en nuestro pequeño corazón:

Aquella noche en la que quería olvidarme de todo y apareciste para hablarme.
Aquella mañana apretados en el tren mientras hablábamos de Digimon. Aquella misma tarde en la que recibí aquel mensaje.
Aquel si pero no.

Aquella entrada que me dedicaste al día siguiente.
Aquellas mañanas solos en la Universidad mientras esperábamos las tutorías de didáctica.
Aquellos días donde comencé a creer que era Kosuda y tu eras mi Yamada.

Aquella tarde de Retiro en la que mi cuello recibió la primera de tus caricias.
Aquella noche en la que el tiempo se detuvo cuando el lobo atacó y mis dientes rozaron tu cuello. Y después mis labios se fundieron con los tuyos.
Aquella vez que subimos a lo más alto de Madrid en aquella cabina.

Aquella noche en tu reino donde pasamos la más especial de las noches, donde vimos el paraíso. Aquellas palabras que me dedicaste en la estación.
Aquel perfecto día en el lago en el que te confesé que no continuaba.

Aquel beso eterno bajo la lluvia.
Aquella primera vez que lloramos juntos.
Aquella noche en la que amanecimos por las vacías calles de Madrid.
Nuestra primera navidad juntos.
El primer regalo que me hiciste que preside mi habitación.

La primera vez que te oí decir que me amabas.

Muchos, muchos momentos que no quiero que olvidemos jamás.
Cada día que pasa tengo más claro que quiero que inventemos más y más bellos recuerdos.
Para que, como dije en agosto, sigamos con este cuento de hadas de princesas y caballeros.
El cuento de la princesa y el lobo. Nuestro cuento, donde no existe el tiempo.

8 Te quiero.

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