lunes, 14 de marzo de 2011

Caminos cruzados

Al principio todo parecía ir bien, ¿esperar 2 semanas? no habría problema, no sería la primera vez además así luego habría mas ganas.
Sin embargo, poco a poco, comencé a sentirme a disgusto.
Comencé a sentirme una opción de entretenimiento, un juguete para pasar el rato cuando no había nada más que hacer... Era yo el único que intentaba sacar un rato para vernos, el único que sacaba un tema de conversación, el que hacia favores, el que se esforzaba...
Hasta que un día me harté, sí, tengo paciencia, pero todo tiene un límite. Y decidí no hacer nada hasta que ella demostrara algo de interés por mí.

Cualquiera cosa hubiera sido suficiente, cualquier cosa hubiera hecho que volviera a estar comiendo de su mano, cualquier muestra de afecto o interés. Y no estoy precisamente orgulloso de esa situación. Por suerte, de todo se aprende y me prometí a mi mismo que no volvería a estar en una situación así con nadie.

Pasaron los días y ella no movió ni un dedo. ¿Tan poco le importaba? ¿Es que acaso solo era un capricho pasajero de su calenturienta mente? Y entonces volví a esa realidad a la que me negaba volver, y me dí un fuerte golpe, y con el golpe mi corazón se fracturó y quiso refugiarse en la oscuridad para no volver a querer a nadie...

Nuestro contacto poco a poco se fue limitando, no puso nada de su parte y finalmente me harté y propuse vernos para ver que ocurría.
Quería saber que había pasado. Me  respondió que había estado liada con muchas otras cosas, que yo también estaba así y que tendría que esperar porque tenía otros asuntos de los que ocuparse.
Solo faltaba que me tomara por imbécil, la misma persona que decía que no podía verme porque no merecía la pena  ya que tenía que estar pronto en casa, se tiraba hasta más allá de la medianoche junto a sus amigas. Solo había mentiras. En ningún momento fue sincera. ¿Miedo a hacerme daño? ¿Cobardía? ¿Acaso no sabía que prefería la verdad directamente a la cara?

Y aquel 12 de marzo de 2010 decidimos acabar con todo y...no volví a tener noticias de ella. Solo me sumió en la oscuridad, me hizo no volver a creer en nadie, a no creer en el amor.
Pero todo eso ya no me da ninguna pena. No es una mala persona y por eso no la guardo rencor. Simplemente nuestros caminos se cruzaron pero eran opuestos y se dirigían hacia un destino completamente distinto. Lo que no sabe es que  se llevó una parte de mi felicidad que me fue difícil recuperar.

12 de marzo de 2011. Un año después despierto a tu lado, abrazándote fuertemente y con la luz del amanecer poco a poco permitiéndome ver cada uno de los rincones de tu perfecta anatomía. Me susurras, nos reimos, nos besamos, nos acariciamos, nos miramos con cariño y nos hablamos.
Gracias por ser esa luz que me guía y por la que merece la pena despertarse. Porque no hay nada mejor que despertarse a tu lado.

Cómo han cambiado las cosas desde que apareciste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario