miércoles, 13 de octubre de 2010

Tren

Hoy me he despertado mal sin razón aparente. No puedo ser el mismo si me encuentro mal, no puedo ser yo si no estoy donde quiero.
Dejo pasar un par de trenes ya que ninguno me lleva a mi destino. Deseo no tener que seguir esperando en la estación a que venga. Me entran ganas de darme la vuelta, meterme en la cama y no salir jamás.
Tengo frío,sueño,dolor de garganta y estoy cabreado y encima no puedo tomar el siguiente vehículo ya que me dejará a mitad de camino. Donde debería estar.
Pero no puedo, ya hay que ser egoísta para no dejarme cumplir mis verdaderos sueños.
Me encuentro con una vieja conocida, podría subir con ella, pero no me apetece.
Veo pasar el traicionero tren mientras doy un paseo y veo a amigos y conocidos felices en su interior.
En este momento hasta podría llegar a odiarlos.

Por fin llega mi turno, podría haber corrido, por suerte estoy demasiado lejos de mi punto de partida y me limito a entrar.
Tengo un mal presentimiento. En su interior todo está gris, sucio, taciturno, lleno de palabras sin sentido y de gente con miradas despectivas. Se bajan, se suben, entran, salen. Parecen simples marionetas movidos por hilos gigantes de un Dios furioso.
De repente, el tren se detiene en esa estación, allí me tendría que bajar, allí me estaba apeando hace un año mientras las letras de Judy & Mary resonaban en mi cabeza y una sonrisa iluminaba mi rostro.
Hoy no, apenas quiero mirar, me limito a sentarme donde antes una señora me observaba con desprecio. La puerta no se cierra y tengo ganas de salir, saltar, correr, coger el periódico, verles y sonreír. Sin embargo no puedo.
Por fin el tren prosigue su viaje, una, dos y tres estaciones. Intento pensar en otra cosa para aparecer con buena cara.
Bajo del tren y camino lo más deprisa que puedo para aullentar los malos pensamientos. Entro allí y por suerte, la gente sigue siendo amable. Me despejan, divierten y mejoro.
Solo hasta que vuelvo a coger el tren. Tengo sueño de nuevo, ganas de comer, llegar a mi casa y dormir.
Odio el tren y odio los miércoles.

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