domingo, 12 de septiembre de 2010

Adicción

La lluvia de otoño desde la ventana, el frío del invierno mientras se está dentro de una cama calentita, el olor a hierba mojada… Sin darnos cuenta cada día nos convertimos en adictos a más cosas.


Algunas malas como el tabaco, el alcohol o las medicinas y otras buenas como una taza de té o una agradable lectura.

Pero este verano me he dado cuenta que cada día soy más adicto a ti. Si, parece un tópico pero es la verdad.

Hace unos meses apenas necesitaba hablar contigo, me animabas, me gustaba tu continua presencia y nos reíamos, pero era diferente. Era una sensación como la de cualquier otro amigo.

Sin embargo desde julio todo eso ha cambiado. Me he dado cuenta de que me estoy volviendo adicto a ti, adicto a tu risa, adicto a tus abrazos y a tus miradas.

Y a veces todavía tengo miedo de que esa adicción crezca poco a poco. Porque tengo miedo a equivocarme contigo y a volver a hacerme daño.

Eres como una taza de chocolate caliente en invierno, como un buen baño relajante o como esa canción de mi grupo favorito.

Siempre me haces alegrarme y olvidarme de mis problemas.

Incluso a veces apareces en mis sueños cuando más oscuros son y los iluminas, cuando de repente soñando vuelvo al fondo de la cueva me enseñas la salida.

Y entonces encuentro la paz.

Como siempre a tu lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario