martes, 21 de septiembre de 2010

Agua

Aquel muchacho comenzó poco a poco a hundirse en el agua congelada, estaba exhausto, sin fuerzas, como si el esfuerzo que había hecho momentos atrás le impidiera mover las piernas.


De repente, delante de él, apareció la figura de un chico, un chico cuya silueta era muy conocida para él, un chico moreno, muy delgado y de piel clara que, sin embargo, ocultaba su cara en la oscuridad. El chico observaba, cayendo con él, como el muchacho se hundía boca abajo en aquel mar de agua helada y parecía disfrutar de ese momento. El joven que se hundía pidió ayuda al otro e intento acercarse a él, pero este se retiraba de su lado mientras parecía esbozar una pequeña sonrisa de maldad.

En ese instante, una extraña y brillante luz apareció desde la superficie de aquel mar inmenso e iluminó todo el lugar. No había ningún tipo de ser en aquel sitio a excepción de los dos muchachos. El chico que se hundía se sorprendió al ver a alguien idéntico a él frente a sí. No se lo podía creer. Entonces el agua hizo estragos en su cuerpo y perdió el conocimiento.

Cuando despertó ya no había rastro de aquel otro chico igual que él que disfrutaba al ver como se hundía; tan solo pudo ver como una chica de pelo castaño le agarraba del brazo y arrastraba de él hacia arriba. Su imagen también le era conocida y una vez que notó que su cabeza salió del agua, pudo respirar tranquilo. Por esta vez se había salvado.

El chico intentó mirarla a la cara pero ella no se lo permitió y se alejó nadando de allí. Ni siquiera dejó que le diera las gracias.


Desde luego hay sueños extraños.

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