jueves, 23 de septiembre de 2010

Personas

Hoy me he puesto a pensar sobre lo bajo que puede llegar a caer el ser humano.
No logro entender como la gente puede llegar a maltratar, torturar, vejar y destrozar su propio cuerpo sin ningún tipo de control.

¿Es qué acaso no tienen un poco de amor propio para saber lo peligroso y humillante de sus actos?

¿Acaso no tienen ningún tipo de pudor ni de escrúpulos?

¿Acaso alguien puede disfrutar de la humillación y la tortura?

Odio a las personas que no se quieren a sí mismas, no me refiero a pensar que tienen un defecto y crear un trauma a partir de él, sino a las personas que no tienen amor propio y se dejan tratar como si fueran un simple trozo de carne del que un puñado de energúmenos se pueden aprovechar.

Cada día oigo y veo conversaciones con las que me entran ganas de vomitar sobre la putrefacta cloaca en la que se está convirtiendo la sociedad actual en la que nadie aprecia ni siquiera el valor de la amistad.

Personas que cada noche mantienen más de una relación esporádica sin ningún tipo de control, personas que destrozan su propio cuerpo bebiendo hasta perder el sentido. Personas que utilizan a los demás simplemente para saciar sus instintos más primarios, personas que tratan al resto como un simple deshecho, un objeto de usar y tirar…

Todo eso me repugna.

Por eso me gustan las personas que saben apreciar lo bueno, las personas que conocen el valor del amor, de la amistad, personas inteligentes que nunca serían capaces de destrozar ni utilizar su cuerpo, personas que no manipulan a los demás.

Personas que sí son personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario